Conclusión al conformismo.

Puedes dedicar tu vida a lo que no importa y rendir cuentas familiares y sociales; Puedes pasarte veranos tratando de imitar tapas de revistas y publicidades de la TV; También puedes elegir tener miedo, miedo a la muerte por ejemplo, miedo a que la iglesia se encargue de aliviarte con una mano y condenarte con la otra; Puedes leer el diario todos los días también, para estar más al tanto de las noticias de los demás que de las tuyas. Y de a poco, te vas a ir acostumbrando a que hay un gran sistema encargado de decirte qué colores se usan este verano y cuántos años de cárcel le dan a los delincuentes en otros paises. Así, sin querer darte cuenta, vas a ir remplazando tu instinto y la confianza en tí mismo, por el control remoto y una afeitada más al ras. De ahí en adelante: Acción y reacción; Una publicidad la acción, una compra la reacción; Noticias de tácticas de delincuencia de moda la acción, miedo la reacción. Así es como vas pasando de ser el protagonista de tu vida a un simple y vacío autómata. Así es como te vas uniendo al conformismo.

Ser un autómata de costumbres tiene una parte mala y una buena; Lo malo es que tus tardes se vuelven aburridas, pero lo bueno es que Calle 7 y Yingo se encargan de compensar eso.

Una vez acostumbrado, todo se vuelve más sencillo. Las preocupaciones importantes desaparecen dando lugar a las inventadas. Te va a llevar todo noviembre decidir entre la playa y la casa de tus tíos, para al final elegir lo que eliges todos los años ¿Por qué? Porque estás acostumbrado. Así el conformismo pasa a decidir por tí y todo se vuelve más cómodo.

Y ahí vas…

80 años acostumbrado,
80 años durando 80 años,
80 años aparentando estar vivo.